Cuando pensamos en el trabajo del hogar como una historia sin fin surge la problemática de cómo lograr que todos en casa se involucren. Sin embargo, creo que bien vale la pena analizar el por qué y el para qué de la participación familiar.
Lograr que todos ayuden en casa no es una manera de alivianar el trabajo a los padres, tampoco es tener una “mano de obra barata” para que la casa esté organizada; entonces, ¿cuál sería la mejor manera de afrontar este tema sin que se mire como un problema o sea un dolor de cabeza?
La respuesta es: mira este asunto como una oportunidad de educar, formar en valores y contribuir al desarrollo de tus hijos si los tienes, y si no, pues es una manera de vivir la solidaridad, el amor y el apoyo mutuo con quienes compartes tu hogar.
En pocas palabras, no veas el asunto de la participación familiar solo como un reto, sino como un medio para fomentar la unión y la convivencia entre los que viven contigo y con quienes compartes tu día a día.
Esto de lograr la participación de todos en el trabajo de casa puede sonar romántico y bastante utópico, porque generalmente encontramos resistencias, quejas y algunos obstáculos, por eso quiero desmenuzarlo para abordarlo con una nueva mirada.
Ya hemos comentado que la participación de la familia en casa es un medio excelente para educar, para descargar responsabilidades y para fomentar la convivencia. Sin embargo, esto para la teoría está muy bien, pero en la práctica la cosa cambia.
Y es que hay obstáculos y resistencias reales que muchas veces los padres fomentan sin darse cuenta; porque mira, te doy un ejemplo, cuántas veces le has dicho a tu hij@ que tienda su cama o limpie su recámara, y cuando te dice que ya terminó, en lugar de revisarlo y ayudarle a mejorar el trabajo, acabas haciéndolo tú otra vez…mientras lo regañas. ¿Te suena conocido?
Por eso es importante que cuando delegues una tarea sigas 3 pasos:
- Explica lo que hay que hacer y cómo hacerlo.
- Revisa la tarea durante el proceso para hacer correcciones, si fuera necesario.
- Haz una revisión final, reconoce la labor y agradece su apoyo.
Antes de que me lo digas esta es la pregunta obligada: “¿Cómo logro que mis hijos colaboren en la casa, si lo que quiero es más bien salir corriendo?”. Y es que yo diría que lograr la colaboración en casa no solo es un reto, sino un arte; requiere algo más que autoridad, más bien se necesita mano izquierda, estrategia y un toque de creatividad.
Y cuando hablo de estas habilidades no estoy diciendo que necesites ir a la universidad para aprenderlas, sino más bien sentido común y un poco de observación.
Existe un mundo de obstáculos que no sabemos cómo afrontar para lograr que todos participen en casa de buena gana y con una responsabilidad ejemplar. La mala noticia es que esto no es ni será así como por arte de magia, y es que muchas veces los padres somos quienes no ayudamos a que nuestros hijos colaboren; y te voy a poner algunos ejemplos:
- Si cuentas con personal doméstico en casa y te ayuda en todo, esto evita que algunas tareas sean distribuidas de tal manera que todos se sientan responsables.
- Quitar responsabilidades fomenta la individualidad y la falta de espíritu de servicio.
- Si una sola persona en casa hace todo, sin darse cuenta borra la idea de que la casa es de todos y de que cada uno puede y debe colaborar.
La buena noticia es que esto tiene solución, así que pasa de los obstáculos a construir caminos.
- Comienza por dar pequeñas responsabilidades a tus hijos o a quienes viven contigo, así los harás menos dependientes y fomentarás la colaboración.
- Cuando asignes encargos pon atención en alguna habilidad, virtud o actitud que quieras fomentar, para que esa responsabilidad también eduque.
- Varía los encargos eventualmente, así la tarea no perderá su función educativa y siempre estarás ayudando a fomentar nuevos aprendizajes.
- Cuida que los encargos estén alineados a la edad y etapa de tus hijos, para que realmente los ayuden y sean formativos.
Delegar no es abdicar
Delegar significa encargar una función, pero sin perder la responsabilidad de supervisarla, porque a veces podemos creer que delegar es desentendernos, lo que puede ser contraproducente y generarte más dolores de cabeza que ayuda real.
Cuando en casa delegamos alguna tarea es importante considerar tres aspectos:
- Conocer a la persona a quien se le da un encargo
- Saber hacer la tarea, es decir, conocer en qué consiste y cómo debe hacerse para poder enseñarla
- Tener clara la finalidad de ese encargo y por qué se delega
Y también te diría, si realmente quieres lograr que todos en casa participen, es importante que platiques con los miembros de tu familia y les expliques la finalidad que tiene la colaboración de todos.
Es indispensable que cada uno conozca los objetivos, se sensibilicen y comprendan la trascendencia de que, con la ayuda de cada uno, las tareas se hacen más sencillas y todos pueden disfrutar de tiempo libre y tranquilidad; además, brinda la oportunidad de disfrutar de un hogar ordenado, luminoso y alegre donde todos disfruten vivir.
Así que yo te invito a que hagas un análisis de todos los miembros de tu familia que viven en casa, piensa cuáles son las actividades en las que mejor pueden ayudar y qué te gustaría fomentar en ellos.
Luego planea una merienda familiar – por supuesto no puede faltar el platillo favorito de todos-, platica con ellos y hagan juntos el plan de encargos. Antes de terminar, también hagan algunas propuestas de actividades de tiempo libre que podrían hacer juntos cuando todo en casa esté organizado.
Si todos participan en la planeación y hacen suyo el proyecto de participación familiar, te aseguro que verás buenos resultados, prevalecerá la armonía, el amor familiar, crecerán y fomentarán los valores humanos, porque participar en la familia también es amarla.
Pon mente, corazón y manos en acción, te sorprenderán los resultados.
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