La espiritualidad abarca toda nuestra existencia, nos pone en movimiento y nos ayuda a abordar la vida con un determinado talante en busca de un sentido más pleno. El trabajo es un anhelo de cada persona, no solo como sustento para cubrir nuestras necesidades vitales, sino que además posibilita nuestro crecimiento y maduración personal y supone un aporte de valor para la sociedad.
Por tanto, conjugar espiritualidad y trabajo, se nos presenta como una oportunidad para darle un sentido, una orientación, a aquello que constituye nuestra tarea cotidiana y ocupa un tiempo muy importante de nuestro día a día. En la medida que seamos capaces de vivirlo así, nos dará una unificación interior que nos ayudará a nuestro equilibrio emocional.
Sería importante vivir el trabajo, en primer lugar, hacia nosotros mismos como algo que nos enriquece, no como una carga diaria, dándole un sentido tanto si lo vivimos realmente como una vocación, como si es una tarea que nos toca desempeñar en aras a nuestro sustento. Cada día puede ser una novedad si intentamos darle una orientación, teniendo un horizonte más allá del cometido diario.
Pero también el trabajo se nos presenta como una oportunidad para elevar la mirada pues siempre es un aporte para otros y para el mundo. Mantener una actitud de servicio constante, de empatía y de generosidad en la forma de desarrollar nuestro quehacer diario, puede contribuir a generar un ambiente donde sea posible soñar juntos para construir una sociedad mejor en el futuro.
Son muchas las circunstancias que podemos vivir en medio del trabajo, son muchas las situaciones que se nos presentan cada día en medio de nuestro ámbito laboral: distintas tareas a desempeñar, distintos problemas a resolver… Las diferentes situaciones a las que debemos hacer frente son un camino de superación y de mejora personal, y además nuestro buen hacer puede tener muchas implicaciones para otros.
La forma en que las afrontamos y nos situamos frente a ellas, aunque pueda parecer que pasa inadvertida, en realidad es una referencia para aquellos con los que trabajamos y convivimos día a día. Qué valioso vivirlas desde un sentido, que englobe todo nuestro hacer y nuestro ser, hacia el que queremos caminar como personas y como sociedad.
Vivir el trabajo desde una dimensión espiritual es un camino a recorrer cada día…Es darle un sentido, preguntándonos el qué y para qué del trabajo que desarrollamos. No hay nada más hermoso que vivir nuestro trabajo con ilusión, sabiendo que contribuimos con nuestro granito de arena a mejorar el entorno en el que vivimos, y que puede ser también una forma preciosa de unificar nuestra vida, y crecer como personas.
Ojalá que cada día podamos vivirlo con novedad, siendo conscientes que no estamos en nuestros lugares de trabajo por casualidad. Y que nos ayude a reflexionar sobre cómo hacer para seguir creciendo en este sentido.
- Espiritualidad y trabajo - 4 de mayo de 2023