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Una foto puede capturar ciertas expresiones del rostro, incluso captar el momento preciso en el que pasa algo sorprendente, importante o novedoso, pero jamás capturará lo que acontece en el interior de la persona. Es por ello que, al ver una imagen de un momento significativo, esta se convierte en un medio que nos traslada (al momento en el que la capturamos) a revivir emociones, sentimientos o contactar con alguien que ya no está con nosotros.
Al igual que las fotos, a veces traemos a nuestra mente aquellas imágenes que nos han marcado y que no han sido capturadas por otro medio que el de la experiencia vivida. Seguramente que tienes muchas, pero me gustaría que nos centráramos en aquellas que han sido fuente de paz, alegría, esperanza, donde te has sentido fluyendo. Porque estos momentos hacen contrapeso en la adversidad, cuando el vaso parece medio vacío.
A diario ocurren estos momentos que nos van marcando internamente, pero frecuentemente la dispersión, el estar en todo y a la vez en nada, se convierte en impedimento para poder capturarlos.
Hay una canción de una amiga de Parresia, en la que le pregunta al Señor: “Dime tú si estás aquí, cómo atrapo este momento de amor, que se quede impreso en mí, que me recuerde que tú siempre estás aquí…” Lo que yo he traducido a: ¿cómo capturo este momento que me está marcando la vida?
Desde hace un tiempo yo también le hago la misma pregunta al Señor, mientras estoy viviendo alguno de esos momentos y desde lo profundo brota la respuesta: viviendo y disfrutando de lo que estás haciendo. Aquí es donde los sentidos pueden ayudarnos un poco, porque ellos nos facilitaran tener la toma perfecta para nuestro álbum del corazón.
Antes de compartirte algunos aspectos que ayudan a capturar estas imágenes con ayuda de los sentidos, debo mencionar que este es un proceso que lleva su tiempo, así como un aprendiz, un día ni te darás cuenta de lo que ha pasado y en otro te quedarás dormido, pero tu fidelidad de intentar estar atento de lo que acontece te llevará a tener la toma perfecta.
Ahora si te cuento cómo capturar estos momentos, lo primero es caer en cuenta de lo que estás viviendo, esto tiene que ver con hacer una parada para estar en el presente, para ello puedes apoyarte de respiraciones y preguntarte ¿cómo te sientes? Para luego dejar que la respuesta brote de lo profundo: me siento en armonía, en paz, fluyendo…
Luego, puedes emplear el sentido que más te ayude. Si ya eres consciente de cómo te encuentras, ahora debes sellarlo contemplando, escuchando, oliendo, gustando o acariciando.
Finalmente, pregúntate qué hace significativo este momento y si estás con alguien puedes expresarle lo que ese momento está suponiendo para ti.
Te comparto un ejemplo de cómo suelo hacerlo en la cotidianidad. Un día un amigo me invitó a cenar y mientras llegaba lo que pedimos, él me compartía lo que había ocurrido en el último tiempo que no nos habíamos visto. Me sentí agradecida por la confianza de mi amigo para abrir el corazón y compartir su vida. Estaba consciente del momento que se me regalaba y cuando tuve mi copa de vino, le comenté a él lo que estaba suponiendo para mí ese momento y junto al sorbo de vino grave en mi memoria este acontecimiento.
Si te percibes en el lado opuesto, en el que todo parece oscuro, quizá sea un buen momento para abrir tu álbum y buscar esas imágenes que pueden alentar, animar, fortalecer, reavivar, etc. para retomar con más fuerza el día a día. Si en tu memoria existen más imágenes negativas, de crisis, que te restan, te hunden… puedes hacer el ejercicio de contemplarlas con el Señor, verás que hay mucho que rescatar o resignificar.
Así, un álbum del corazón nos ayuda a mantenernos en pie cuando la vida flaquee y no sepamos de dónde sacar fuerzas; puede ser un buen recurso rememorar lo que nos ha regalado de experiencia la vida. ¡Que disfrutes hacer tu álbum del corazón!
Actualmente además de ser redactora del blog de la Universidad de CESUMA, colaboro en redes sociales de varias instituciones de índole humanista. De carácter alegre y emprendedor, me define la capacidad de apreciar todo aquello que aporta valor e identidad a las personas y promuevo la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
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