En junio de 1994, España firmó la «Declaración de Salamanca de principios, políticas y prácticas en materia de necesidades educativas especiales«. Entre los principios que se destacan en la declaración, hay algunos importantes que encapsulan la idea central de la propia inclusión:
- Todo niño tiene un derecho fundamental a la educación y debe poder adquirir y mantener un nivel aceptable de conocimientos.
- Cada niño tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje únicas.
- Es un medio eficaz para combatir la discriminación en la educación.
«La inclusión no significa sólo educar a los niños con discapacidad en las escuelas ordinarias. El principio subyacente de la educación inclusiva es proporcionar a todos los niños, independientemente de su capacidad, etnia o cultura lingüística, un entorno de aprendizaje cómodo dentro de los muros de la escuela.”
Principios de inclusión
Los principios de la inclusión son los siguientes:
- El valor de una persona no depende de sus capacidades y logros.
- Cada persona es valiosa, cada una tiene sus propias características.
- Cada persona es capaz de sentir y pensar.
- Todo el mundo tiene derecho a aprender y a ser escuchado.
- Todas las personas se necesitan mutuamente.
- El verdadero aprendizaje sólo puede tener lugar en el contexto de interacciones reales.
- Todas las personas necesitan el apoyo y la amistad de sus compañeros.
- Para todos los alumnos, progresar puede consistir más en lo que pueden hacer que en lo que no pueden hacer.
- La diversidad mejora todos los aspectos de la vida de una persona.
Diferencia entre inclusión e integración
Cuando un niño asiste a una escuela ordinaria, la mayoría de las veces no se tienen en cuenta sus características individuales. Este proceso está avanzando ahora, pero todavía no es muy significativo. Por desgracia, la mayoría de las veces se evalúa al niño en la escuela, solo para comprobar únicamente el material memorístico del libro de texto. En este sentido, el propio sistema de evaluación es imperfecto: los profesores, no pueden tener en cuenta el nivel del niño antes de adquirir estos conocimientos, y se ven obligados a dar un aprobado, aunque el alumno haya avanzado mucho y haya mejorado notablemente sus propias habilidades. Por lo que no se puede partir del nivel de conocimiento original del niño.
La educación especial se dirige a los niños con necesidades especiales, para los que se han creado métodos que les ayudan a aprender. En este sentido, nos gustaría subrayar que la inclusión no anula en absoluto la idea de la educación de recuperación. Los padres de cada niño con una discapacidad o cualquier otra discapacidad del desarrollo pueden decidir por sí mismos dónde se sienten más cómodos para estudiar: en una escuela ordinaria o en una escuela especial.
La educación integrada implica un cambio en el entorno del niño y lo adapta al entorno escolar ordinario mediante diversas terapias, correcciones y rehabilitación. Significa que el sistema ajusta al niño a sí mismo. Aquí radica la principal diferencia entre integración e inclusión. En la educación inclusiva, el sistema se ajusta a las necesidades del niño, no al revés.
«Si se reúne a los niños con trastornos del espectro autista en una sala y se les deja salir en un horario individual en el recreo y en el comedor, esto no es inclusión, es integración. Una cultura inclusiva implica que todos los niños estén plenamente inmersos en el entorno escolar habitual.”
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