A continuación, te explicamos cómo el cálculo de cinco indicadores financieros te ayuda a planificar y hacer crecer tu negocio. También te contamos lo que ocurre si un empresario los pasa por alto.
1. Ingresos
La mayoría de los empresarios piensan que los ingresos son el dinero que han recibido en su cuenta bancaria o en la caja registradora durante un determinado periodo de tiempo, aunque en realidad representan el resultado financiero de las obligaciones de la empresa con sus clientes. En términos sencillos, las ventas o el volumen de negocio.
Por ejemplo, una empresa suministra productos alimenticios a los comercios con el siguiente esquema:
Prepago: 60 %
Pago posterior en un plazo de dos semanas: 40 %
El comprador realiza el pedido y transfiere el anticipo. El proveedor entrega la mercancía y, si todo está bien, recibe el importe total en un plazo de dos semanas. Pero esto es solo un acuerdo sobre un esquema de liquidación.
Los ingresos pueden contabilizarse cuando existen documentos que prueban que el derecho a los bienes se ha transferido completamente al comprador. Por ejemplo, si el cliente tiene derecho a devolver productos de calidad inadecuada en un plazo de dos semanas, el dinero de la entrega puede contabilizarse una vez finalizado el periodo de garantía y no en el momento del pago.
La forma más fácil de entender el estado de la empresa es controlar las ventas regularmente. En el negocio de la venta al por menor o la hostelería, es útil controlar este indicador cada hora para comprobar la eficacia del trabajo del equipo.
Los ingresos deben ser controlados en todo momento. Para el análisis, el indicador puede desglosarse en dos: el número de clientes y la factura media. Esto te ayudará a entender qué es lo que influye en el crecimiento o la disminución de las ventas. Si los ingresos y la factura media suben, significa que puedes vender productos más caros. Disminución de los ingresos y menos clientes: es hora de empezar a anunciarse y atraer a un nuevo público.
2. Beneficios
El beneficio no es el dinero de la cuenta, sino la diferencia entre los ingresos de la empresa y sus gastos de explotación. Al fin y al cabo, el dinero de la cuenta tiene que servir para pagar el alquiler, las deudas y comprar bienes. Algunos gastos, como los salarios de los empleados, pueden haberse calculado ya, pero no haberse pagado todavía: el dinero permanece en la cuenta, pero ya no pertenece realmente a la empresa.
Es útil no solo para calcular los beneficios, sino también para planificarlos, sobre todo si aún no están disponibles. Cuando una empresa está empezando, sus gastos son siempre significativamente mayores que sus ingresos. Esto se llama una pérdida planificada. Una empresa no puede cubrir todos los costes de equipamiento, compras, promoción, formación y contratación de personal en un solo día. Se necesitarán varios meses.
Para saber cuándo una empresa será rentable, es preciso construir un modelo financiero para el desarrollo del negocio. Deberás indicar claramente hasta cuándo se espera una pérdida, cuándo la empresa alcanza el punto de equilibrio y cuándo obtiene su primer beneficio.
Es importante no solo controlar constantemente la rentabilidad de la empresa, sino también planificar los beneficios en función de los gastos futuros. Si los ingresos aumentan, comprueba si tienes que gastar más para mantener la empresa en funcionamiento y si tus beneficios disminuyen.
3. Flujo de caja neto
El flujo de caja neto es la diferencia entre todas las entradas (flujo de caja positivo) y las salidas (flujo de caja negativo) de fondos durante un periodo de tiempo determinado. Muestra si una empresa está ganando o perdiendo dinero. El flujo de caja, o cash flow (DCF), es más relevante para los inversores que los beneficios porque muestra la salud financiera real de la empresa.
Al mismo tiempo, un flujo de caja negativo no siempre indica una crisis. Por ejemplo, puede ocurrir durante el periodo de reestructuración de una empresa, cuando se necesitan más fondos que durante las operaciones normales.
Si no se controla el flujo de caja y no se planifica, se corre el riesgo de que se produzcan desfases de tesorería, es decir, situaciones en las que no hay suficiente dinero para pagar las obligaciones corrientes. Por ejemplo, el dinero de la mercancía llegará en una semana, pero el alquiler hay que pagarlo hoy.
Una gestión adecuada de la tesorería le ayudará a saber cuánto dinero le queda para cumplir con sus obligaciones con los clientes, cuánto le queda para el desarrollo de la empresa y cuánto puede pagarse en forma de dividendos. Esto le da tiempo para encontrar recursos o negociar con otras partes en caso de escasez de fondos: pedir a los clientes que paguen sus facturas antes de lo previsto, obtener un aplazamiento de los proveedores o solicitar un préstamo.
4. Punto de equilibrio
El punto de equilibrio (TBU) es la cantidad de producción e ingresos en la que estos compensan todos los costes de la empresa. Cada centavo siguiente después del punto de equilibrio es un beneficio del negocio. Para calcular el punto de equilibrio, es necesario conocer tres cosas: los ingresos, los costes variables y los costes fijos.
Los costes fijos son costes cuyo nivel no depende del volumen de productos vendidos. Incluyen el alquiler de locales, los salarios del personal, etc. Los costes variables están directamente relacionados con el volumen de producción. Se trata de los costes de las materias primas, el transporte y los servicios públicos, que varían en función de la escala de producción, etc.
La fórmula para calcular el TBU
Punto de equilibrio Ingresos = Costes fijos / Margen (%).
Margen (%) = (Ingresos / (Ingresos – costes variables)) × 100
Es un gran error calcular el TBU solo al inicio de la actividad y confiar en esta cifra para los próximos años: los ingresos de cualquier empresa fluctúan constantemente y dependen de varios factores, por ejemplo, la estacionalidad, y el TBU también variará.
Esta cifra, al igual que los ingresos, debe ser controlada regularmente, por ejemplo, mensualmente. Si tienes más de un negocio, puedes calcular el punto de equilibrio de cada uno para saber en qué momento empieza la rentabilidad.
5. Capital de trabajo
El capital circulante es la base de activos de una empresa que financia su ciclo de producción.
Capital de trabajo = Caja + Inventario + Cuentas por cobrar – Cuentas por pagar
Un ratio de capital circulante positivo indica que la empresa se financia con fondos propios y que apenas hay deuda en circulación. También indica que la mayoría de los fondos propios de la empresa están congelados en las existencias y las cuentas por cobrar. Esta es exactamente la situación en la que los beneficios están disponibles, pero la empresa no tiene realmente dinero, por lo que la tasa de crecimiento es baja.
El capital circulante negativo significa que la empresa se financia con cuentas por pagar y que se le debe algo constantemente. En este caso se reduce la sostenibilidad financiera de la empresa. Si el acreedor exige el pago mañana, la empresa puede tener que vender sus activos o pedir un nuevo préstamo que la acerque a la quiebra.
El capital circulante negativo permite un crecimiento más rápido, pero también aumenta los riesgos. A largo plazo, el empresario debe aspirar a tener un capital circulante positivo, de modo que la suma de los activos supere a la de los pasivos y la empresa pueda arreglárselas por sí misma sin necesidad de pedir préstamos. El capital circulante debe controlarse cada mes.
Conoce más de nuestro Diplomado en Gestión Financiera y Empresarial
- El rol del pensamiento lateral en la innovación educativa - 27 de octubre de 2024
- Evaluación del desempeño laboral: métodos y mejores prácticas - 27 de octubre de 2024
- Cómo diseñar un plan de negocio para una empresa turística: pasos y ejemplos - 27 de octubre de 2024