Para cualquiera es un reto dirigir un equipo hacia el logro de los objetivos fijados, tanto si se tiene experiencia en el liderazgo o no. Es necesario gestionar tanto a todo el equipo como una unidad, así como a cada miembro del equipo de forma individual. Además, hay que generar confianza en el equipo y dirigirlo con el ejemplo personal.
Para gestionar un equipo es fundamental tener muy presentes los siguientes aspectos:
Establece objetivos
Todo el equipo debe tener los mismos objetivos. Establece objetivos claros con los que todo el equipo esté de acuerdo y trabaje activamente para conseguirlos.
- Explica en términos sencillos cómo se medirá la eficacia del equipo.
- Asegúrate de que tus objetivos son ambiciosos pero alcanzables. Si tus expectativas son demasiado elevadas, la moral del equipo disminuirá.
- Habrá que remitirse a los objetivos fijados a lo largo de la vida del equipo. Cuando el equipo tenga que tomar una decisión, elige las opciones más cercanas a su objetivo principal.
Formula un plan
Trabaja con el equipo para planificar los pasos que hay que dar para lograr el objetivo colectivo. Asegúrate de que estos pasos se describen en términos claros y precisos, además de que todos los entienden de la misma manera.
Cada paso de tu plan debe ser obligatorio. No elabores un plan exagerado que contenga pasos sin sentido sólo por el hecho de preparar un plan de tamaño impresionante.
Aporta claridad antes de que surja la confusión
Mantén la comunicación constante con el equipo; los miembros del equipo no deben dudar en acercarse a ti. Intenta responder a las preguntas antes de que surjan o poco después de que se formulen.
- Es importante mantener a tus compañeros de equipo informados de las novedades y los cambios que se produzcan. Dejar a alguien en la oscuridad es una forma directa de confundir a la gente y reducir su productividad.
- Los miembros del equipo deben tener claro y preciso cómo piensas, tomas decisiones y mides la productividad. También tienen que saber qué tipo de trabajo se espera que hagan. Si no comprenden todas estas cosas, no podrán cumplir tus expectativas, aunque quieran hacerlo.
Pide sugerencias
El equipo necesita ver que tú estás abierto a los comentarios y que estás dispuesto a dialogar activamente con los miembros del equipo. Antes de tomar cualquier decisión fundamental, discútela con todo el equipo y recaba la opinión de cada miembro.
Cuando los miembros del equipo se sienten escuchados, es más probable que apoyen el plan final. Asegúrate de que todos tengan la oportunidad de compartir ideas, dudas y suposiciones antes de tomar una decisión.
Busca patrones antes de tomar decisiones
Cada grupo de personas tiene su propia dinámica de grupo que es diferente a la de otro. Detecta los patrones y hábitos de tu equipo antes de tomar decisiones que afecten al conjunto del mismo.
También debes evaluar las pautas más globales del ámbito en el que trabaja en tu grupo, ya sea un sector, una organización o una asociación.
Solo con todos los datos en la mano podrás tomar una decisión acertada. Reaccionar rápidamente puede demostrar tu capacidad de liderazgo, pero si tu acción empeora las cosas, perderás la confianza de los miembros.
Toma la decisión final
Aunque debes involucrar al equipo en la medida de lo posible en el proceso de toma de decisiones, tú sigues siendo el líder. Esto significa que, en última instancia, eres tú quien toma la decisión final.
Aparte de elevar tu credibilidad, hay una razón práctica más importante para ser la persona que toma la decisión final: es probable que tengas una mejor idea de lo que puede lograr el equipo dados sus recursos. Los miembros de tu equipo pueden soñar con las posibilidades, pero tú tienes que ser más realista.
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