Cloud computing es el término de computación en la nube en el que los programas se ejecutan y emiten los resultados de su trabajo en una ventana de navegador web estándar en un PC local, mientras que todas las aplicaciones y sus datos necesarios para el trabajo se encuentran en un servidor remoto en Internet.
Desarrollo del cloud computing
El concepto de cloud computing se originó en 1960, cuando John McCarthy propuso que algún día la informática sería realizada por «empresas de servicios públicos a nivel nacional».
El cloud computing puede parecer un fenómeno relativamente nuevo. Sin embargo, su historia se remonta a principios de los años 50, cuando la llegada de los mainframes permitió el acceso de múltiples usuarios a un ordenador central. En los años 60 surgieron algunas ideas parecidas a lo que hoy llamamos cloud computing, como el concepto de red informática intergaláctica de J. C. R. Licklider.
En 2007, se popularizó la ideología del cloud computing debido al rápido desarrollo de los canales de comunicación y a la necesidad exponencialmente creciente, tanto de las empresas como de los particulares, de escalar horizontalmente sus sistemas de información.
En los años 70, la digitalización llevó a los mainframes al siguiente nivel, y en los 90, las empresas de telecomunicaciones empezaron a ofrecer conectividad de red privada virtual (VPN). La empresa Salesforce se convirtió en 1999 en la primera compañía en ofrecer aplicaciones empresariales a través de Internet. Varios usuarios podrían descargar estas aplicaciones simultáneamente en un navegador a bajo coste.
Más tarde, varias empresas, como Google, empezaron a aplicar activamente el concepto de cloud computing. El ejemplo más característico es el servicio Google Docs, que permite trabajar con documentos ofimáticos a través de un navegador.
Las clouds modernas surgieron en 2006 cuando Amazon.com, que entonces era una librería online, presentó Amazon Web Services (AWS), lanzando el movimiento del cloud computing. AWS ofrece una amplia gama de servicios, como la potencia de cálculo y el almacenamiento, y a día de hoy sigue siendo una infraestructura líder y muy sólida de las plataformas de servicios web en la nube.
En poco tiempo, a Amazon.com se le unieron Nexflix, Microsoft, Google, Apple e IBM, y el mercado de la computación en nube creció.
Además, en julio de 2008, HP, Intel y Altaba (antes Yahoo) anunciaron la creación de un laboratorio de pruebas de computación en la nube de código abierto y de ámbito mundial para avanzar en la investigación y el desarrollo de la computación en la nube. Este laboratorio era un banco de pruebas de Internet distribuido por todo el mundo que apoyaba la investigación destinada a desarrollar software, mejorar la gestión de los centros de datos y resolver los problemas de hardware asociados a la informática de Internet a una escala mucho mayor que nunca. La iniciativa también pretendía fomentar la aparición de nuevas aplicaciones y servicios de Internet.
Microsoft no se queda al margen: su director general, Steve Ballmer, ha anunciado que Microsoft va a lanzar un nuevo sistema operativo, cuyo nombre en clave es Windows Cloud, que permitirá a los desarrolladores crear y alojar aplicaciones basadas en Internet. El nombre Windows Cloud indica que el nuevo sistema operativo utilizará el concepto de nube informática en su núcleo.
A partir de 2014, la mayoría de los principales proveedores de TI en el mercado mundial, incluyendo Google, Microsoft, HP, Intel, SAP, IBM, Oracle y otros, tienen soluciones de computación en nube en su línea.
Propiedades claves del cloud computing
En el documento The NIST Definition of Cloud Computing, define las siguientes características de las nubes:
- La posibilidad de autoservicio sin intervención humana por parte del proveedor.
- Disponibilidad de acceso de banda ancha a la red.
- Concentración de recursos en sitios concretos para una asignación eficiente de los mismos.
- Rápida escalabilidad: los recursos se pueden asignar y liberar con gran rapidez en función de las necesidades.
- Servicio gestionable: el sistema de gestión de la nube controla y optimiza automáticamente la asignación de recursos en función de parámetros medibles del servicio (tamaño del almacenamiento, ancho de banda, número de usuarios activos, etc.).
Autoservicio según la demanda. El consumidor tiene la capacidad de acceder a los recursos informáticos proporcionados unilateralmente según sus necesidades, de forma automática, sin tener que interactuar con el personal de cada proveedor de servicios.
Amplio acceso a la red. Los recursos informáticos proporcionados son accesibles a través de la red mediante mecanismos estándar para diferentes plataformas, clientes ligeros y gruesos (teléfonos móviles, tabletas, ordenadores portátiles, estaciones de trabajo, etc.).
Agrupación de recursos (resorce pooling). Los recursos informáticos del proveedor se ponen en común para dar servicio a múltiples consumidores en un modelo multiarrendamiento. Los pools incluyen una variedad de recursos físicos y virtuales que pueden ser asignados y reasignados dinámicamente según las demandas de los consumidores. No es necesario que el consumidor conozca la ubicación exacta de los recursos, pero es posible especificar su ubicación a un nivel de abstracción superior (por ejemplo, país, región o centro de datos). Algunos ejemplos de este tipo de recursos son los sistemas de almacenamiento, la potencia de cálculo, la memoria y el ancho de banda de la red.
Elasticidad rápida. Los recursos pueden asignarse y liberarse de forma flexible, en algunos casos de forma automática, para escalar rápidamente en función de la demanda. Las posibilidades de provisión de recursos para un cliente se consideran ilimitadas, es decir, se pueden asignar en cualquier cantidad y en cualquier momento.
Servicio medido. Los sistemas en la nube gestionan y optimizan automáticamente los recursos con la ayuda de instrumentos de medición, implementados en cuanto al nivel de abstracción para diferentes tipos de servicios (por ejemplo, gestión de memoria externa, procesamiento, ancho de banda o sesiones de usuario activas). Los recursos utilizados son susceptibles de ser rastreados y controlados, lo que proporciona transparencia tanto al proveedor como al consumidor que utiliza el servicio.
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